La idea de 3 personas que tienen que liarla en televisión para ganar una apuesta de 17 millones de euros es un buen punto de partida para una película. Y si además te dicen que es una producción española sorprende aún más. “Por fin, mala leche verdad” “Menudo caldo de cultivo para poner de vuelta y media a todo el mundo” “¡Desfase!¡Incorrección!” son algunas de las ideas que se me vinieron a la cabeza la primera vez que escuché hablar de Amigos, la “comedia española del año” según su tráiler.
Pero en Amigos la mala leche empieza a diluirse cuando descubrimos que los tres protagonistas se quieren desde la infancia. Resulta complicado creer, con este planteamiento, que la competitividad entre los personajes puede alcanzar momentos límites y situaciones delirantes que nos hagan reír y soñar. No hay enfrentamientos, se trata de una carrera por tres calles diferentes, en el el ganador será el más rápido, no el que más tropiezos provoque a sus oponentes. Así que no se lleven a engaño, no se trata de un Ratas a la carrera a la española ni se encontrarán a Pepe Isbert vestido de esquimal luchando para conseguir ganar un concurso de un programa de radio. No, aquí los guionistas hacen un excepcional trabajo para que las pocas salidas de tono que hay estén muy bien atadas y para dejar a sus tres protagonistas como tres personas íntegras y respetuosas con sus colegas. Por ejemplo, el momento en que Ernesto Alterio ve que Diego Martín está en una especie de El diario de Patricia y quiere hacerlo fracasar. ¿Con el objetivo de ganar la apuesta? No. Intenta que fracase porque piensa que se ha acostado con su mujer. Se trata de una venganza porque se siente traicionado. Pero tranquilos, es todo un malentendido. Hombre, por Dios, cómo se iba a acostar con su mujer.
Algunas críticas se han apresurado a alabar la aguda sátira televisiva que realiza la película. Es entonces cuando recuerdo a Manuela Velasco, que interpreta a la redactora de un programa, yendo a Perú a comprobar que la historia de la familia de Diego Martín es cierta. También recuerdo cuando Alberto Lozano se acerca a Carolina Cerezuela y afirma ante los medios ser su novio mientras ella lo niega todo. ¿Aprovecharían los periodistas para dar carnaza? ¿Le hacen múltiples preguntas aunque sepan que es mentira para sacar audiencia? ¡No! Lo rechazan y ni siquiera le hacen preguntas para ridiculizarlo en algún programa. La prensa rosa es íntegra y si la información no es seria y contrastada, la rechaza. Afortunadamente, la actualidad televisiva se aleja de mucho de este discurso ¿Qué sería de Paqui la coles en Amigos?
Dos motivos hacen que todo esto sea más grave de lo que realmente es. En primer lugar, uno de los directores es Borja Manso, responsable de Real, la película, obra censurada en Malasia, que no entró por el aro de su provocación. Y, sobre todo, que aparte de Manso el guión viene firmado por Borja Cobeaga, autor de la excepcional Pagafantas. Un tipo de verdadero talento que está llamado a dar un vuelco a la forma de hacer humor en el cine español. Da la sensación de que Cobeaga se está acomodando tras la fallida No controles y el desastre de Amigos. Supongo que su próximo proyecto, llamado Fe de etarras, será el que incline la balanza hacia el nuevo creador de referencia o hacia el mayor bluff de los últimos tiempos. Esperemos que no se quede a medio camino como en sus últimas películas y sea capaz de llegar allá donde nadie se ha atrevido aún.
Mal vamos en este país si pensamos que ser incorrectos es hacer chistes sobre Farruquito. Mal vamos.