Ricardo López Toledo La paz mundial

Se desconoce por completo el lugar y el año de nacimiento de Ricardo López Toledo. Algunos especialistas apuntan a que hay indicios de sus primeros trabajos durante las Guerras de Yugoslavia, pero esto no son más que conjeturas basadas en las palabras de Slobodan Milosevic en 1951, cuando solo contaba con 10 años: “mamá, ¿quién es ese tipo de ahí?”. También posee una excelente visión comercial para los negocios online, aunque nunca le ha gustado lucrarse con ello: fundó IMDB y Google. Por lo demás se le suele ver por el inframundo, rodeado de serpientes venenosas y alguna que otra porción de pizza.

La gran broma de Steve Jobs

Steve Jobs ha abandonado Apple. Esta es la noticia. Hordas de usuarios entristecidos elevan sus Iphones al aire, mientras ejecutan la aplicación que convierte sus teléfonos en bebés llorones. Después ejecutarán esa otra con la que “te partes el culo” y que consiste en una cerveza, que cuando inclinas el teléfono va desapareciendo como si realmente saliera de él. Hay que ahogar las penas en humor alcohólico. En Twitter su nombre es Treding Topic y el colectivo snob guarda un cauteloso silencio antes de decidir si después de esto sus teléfonos y portátiles seguirán siendo, como Hanzel, lo más.

Pero acabo de leer en 20 minutos esta noticia, de la que rescato el siguiente párrafo:

Una de las leyendas más simpáticas sobre Jobs deja las bromas telefónicas de Bart Simpson a la altura del betún. Al parecer, Wozniak y él descubrieron un fallo en los sistemas de AT&T, el gigante de telecomunicaciones estadounidense, que permitía realizar llamadas gratis al extranjero. Se dice que la primera que hizo Steve Jobs fue al Papa, en el Vaticano, haciéndose pasar por Henry Kissinger.

Y entonces lo entendí todo. Seguramente esa anécdota fue la punta del iceberg y Jobs, tipo listo donde los haya, decidiera sacar provecho de esa habilidad para la broma y ganarse la vida con ello. Así, junto a su colega Wozniak, decidió trazar un plan que le llevase a convertirse en multimillonario engañando a la población mundial. Me los imagino planeando todo en un sótano óscuro, en una velada que decidieron llamar La noche de la risa como código clave.

El plan estaba muy elaborado. Empezamos sin hacer ruido, dirían, nos vamos colando poco a poco y cuando podamos damos el salto como la marca elitista que todo el mundo puede comprar.  A partir de ahí empieza el cachondeo. Haremos crecer en el inconsciente colectivo la idea de lo que vendemos es de primera calidad, aunque no sepan los motivos. Luego vamos a volverlos locos con actualizaciones cada 3 meses. Cambiamos el número de la versión y vendemos el mismo producto, ¡ya verás qué risa!

Desde luego, si algo no se puede negar es que Jobs es un genio del markéting. Ha conseguido levantar su imperio de risas por doquier con una elegancia magnífica. Pero todo lo bueno tiene un límite, y supongo que la broma ha terminado por cansar al bueno de Steve, que ahora se dedicará a planear algún que otro simpático happening.  Me pregunto qué será, porque su última función es difícil de superar.

 

3 respuestas a “La gran broma de Steve Jobs”

  1. Misterioso dice:

    Yo me lo imagino por las noches, en la calidez de su lujoso domicilio, esbozando una sonrisa; “de verdad creen que vendo calidad, si es que…” 

  2. Yuribetani dice:

    Su última función es intentar curarse de un cáncer, que no es cosa de risa, estúpido.

Deja un comentario