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Toni Junyent La paz mundial

Toni Junyent (Igualada, Barcelona, 1983), si más no, logró licenciarse en Periodismo al mismo tiempo que iba envenenando su alma con cine raro. Lo único que hemos visto de él hasta el momento son sus colaboraciones como articulista en lugares como Contrapicado, Miradas de Cine o H Magazine. Toni es uno de los responsables del legendario cortometraje 'Avui Follem', obra que marcó a una generación. Interpretó tres papeles distintos (que desaparecieron del montaje final) en '¡Maldito Bastardo!', la opera prima de su amigo Javi Camino, con quien volvió a unir fuerzas para gestar ‘Un chico raro’, un corto desviado que nos desvela que, mucho antes de que este blog naciera, Toni quería ser detective privado.

Entrevista a Ángel Sala: “Durante un año veo 600-800 películas, como mínimo”

A falta de apenas dos semanas para que dé comienzo el Festival de Cine Fantástico de Sitges, y van ya cuarenta y cuatro ediciones, me encuentro con su director, Ángel Sala, enfrente del cine Alexandra. Tengo que esperar mientras habla por teléfono, y hacer cábalas sobre lo que lleva en una bolsa de papel de la librería barcelonesa La Central. Una vez nos sentamos en un bar, me confiesa que uno de sus guilty pleasures sería montar un ciclo de péplum italiano, pero lo tiene crudo porque es muy difícil encontrar copias decentes para proyectar. Se ha comprado, además de libros sobre Lynch, Tod Browning y Nikola Tesla (“me fascina, quiero hacer una película sobre él”), varios péplums de los protagonizados por el héroe Maciste, y aprovechamos para hablar de algunas rarezas del subgénero como el delirio cuasi de ciencia-ficción que es El gigante de Metropolis (Umberto Scarpelli, 1961), o Roma contra Roma (Giuseppe Vari, 1964), un péplum con, sí, no es broma, zombies. Podríamos seguir todo el día y toda la tarde, pero tengo una hoja con una lista de preguntas para Ángel, así que empezamos. He intentado no limitarme a preguntarle qué ponen en Sitges, eso ya podéis verlo en la página web del Festival

Ángel Sala visto por Joaquín Aldeguer

 

Creo que es una decisión valiente e inesperada hasta cierto punto dedicarle esta edición del festival a Inteligencia artificial, una película que aún hoy es muy discutida y denostada. ¿Lo teníais muy claro desde el principio o había varias opciones que os atraían?

Bueno, nosotros queríamos hacer un homenaje, pero mirando al futuro. No queríamos ser tan nostálgicos, primeramente porque ya ha aparecido Phenomena, que juega un poco ese papel nostálgico. Estuvimos barajando varios homenajes y al final el que vimos que se podía hacer era Inteligencia artificial. Leímos varios artículos sobre el profesor Ishiguro, y los robots esos que aparecen en el cartel, y nos gustaron mucho. Luego caímos en que era el décimo aniversario de IA, y, aparte, Jan Harlan —el que fuera secretario personal de Stanley Kubrick y productor ejecutivo de la película que finalmente rodó Spielberg— nos ofreció una exposición de dibujos sobre la película. Fueron tres coincidencias. Decidimos dedicarle el festival a la inteligencia artificial, un tema del que se está hablando mucho, y, como ilustración, la película de Spielberg, que creo que es una película a reivindicar. Primero porque, a mi modo de ver, es una de las mejores de Spielberg (el problema es que yo soy bastante fan de Spielberg). Me parece una película para volver a ver diez años después. Aunque se estrenó unos meses antes del 11-S, tiene una atmósfera muy post 11-S. Creo que da para un debate sobre la inteligencia artificial, que es algo que ya está en nuestras vidas y lo va a estar más, y que implica que la ciencia ficción cada vez es menos ficción y más realidad.

¿Has visto ya La piel que habito? ¿Qué te ha parecido?

A mí me parece una película fallida. Reconozco que tiene cosas que me hacen gracia, me gusta más que Los abrazos rotos, pero es una película con unas tensiones internas muy extrañas… Algo en lo que sí coincido otros críticos es en que casi parece una película de Jesús Franco. Tiene momentos que recuerdan a su cine, pero ya no sólo a Gritos en la noche (1972), sino, por ejemplo, a Necronomicon (1969), a Venus in furs (1970), a lo más psicotrónico de Franco…

Perfectamente podía ser uno de aquellos thrillers italianos de los 70…

Sí, exactamente. Tiene un punto de giallo extraño, incluso te diría del León Klimovski de Odio mi cuerpo (1974). Pero ya te digo, aún gustándome eso, creo que la película nos habría gustado más a todos si no tuviera ese punto frío, distante, como intentando ser importante, que me molesta.

La película favorita, o casi, de Fritz Lang

¿Y de El árbol de la vida, qué opinas?

La he visto dos veces ya, me parece prácticamente la mejor película del año. Una obra maestra.

Eso te iba a preguntar, cuál es hasta el momento tu película favorita de este año.

Pues sería El árbol de la vida, pondría también Cisne negro, de Aronofsky, y tengo una debilidad tremenda por Valor de ley, de los hermanos Coen. Soy un apasionado del western, y me encanta…

¿La de los Coen mejora la original?

Yo creo que es mejor que la original. A mí, que soy un forofo de John Wayne y me encanta el western clásico, me parece que la de los Coen es una mejor adaptación de la novela de Charles Portis, una de las mejores novelas del oeste que se han escrito. Exceptuando a John Wayne, que está muy bien en la original (Jeff Bridges está estupendo, aunque sea otro Rooster Cogburn), creo que los demás actores del remake están mucho mejor: la niña, el villano, Matt Damon está mucho mejor también en el papel del tejano… Aparte, la película de los Coen es una bellísima reflexión sobre el género, sobre el western, la historia de Estados Unidos. Yo creo que es uno de los mejores westerns americanos contemporáneos.

¿Y en qué películas, de lo que queda de año, tienes puestas esperanzas?

Pues no sé cuando llegará a España, si este año o el que viene, pero tengo muchas ganas de ver la película de Clint Eastwood sobre Edgar Hoover, que en Estados Unidos se estrena en noviembre. Precisamente ayer vi un tráiler y me dejó fascinado. Luego, las dos de Spielberg, que igual que Eastwood, es capaz de estrenar dos películas en un año, me sorprende su capacidad de trabajo cuando, además, no son películas pequeñas, sino rodajes complicadísimos, con grandes actores… Quiero ver qué ha hecho con Tintín, aunque no soy un fanático de Tintín, y esa cosa tan extraña, The war horse, cuyo tráiler me fascina.

No sé si soy yo el que se hace mayor, pero a la mayoría de blockbusters de ahora les falta algo, alma, honestidad, algo de ingenuidad quizá, o carisma, pero no suelen decirme gran cosa. Luego vas al Phenomena o te ves alguna peli de acción incluso de los 90, y te lo pasas en grande. ¿No te ocurre a ti?

Quizá nosotros hemos perdido algo del carácter que teníamos, y lo recuperamos en esas sesiones, pero creo que han perdido magia. También, en los 80, la gente mayor decía que las películas no tenían la magia de las de los 70, pero bueno, este año si que ha habido alguna película que ha recuperado un espíritu de blockbuster, primero inteligente, y segundo, con cierta magia. El origen del planeta de los simios, Súper 8, X-Men: primera generación… También me lo pasé muy bien este año con la última entrega de Transformers, que como ejercicio espectacular me pareció increíble, y eso que odié profundamente la segunda. La tengo que volver a ver en Blu-ray, a lo mejor fue una percepción de un día concreto. Pero bueno, evidentemente no es lo mismo que Terminator 2 (James Cameron, 1991), o Jurassic Park (Steven Spielberg, 1993), que las vimos el otro día y se conservan de maravilla.

Para un aficionado al cine fantástico ser director de un festival de género, y más concretamente de Sitges, tiene que ser el mayor privilegio que existe. Para ti que ya lo eres, ¿qué te queda por hacer?

Para mí ser director de Sitges siempre ha sido un sueño, siempre quise formar parte de este festival. Forma parte de mi vida desde hace 30 años, como espectador, como trabajador dentro de la organización, como periodista cuando lo cubría… De los 47 años que tengo, 30 los he pasado en Sitges, con lo cual forma parte de mi vida de una manera espectacular. Cuando termine, claro que me gustaría hacer otras cosas, posiblemente escribir más, no sólo libros, sino a lo mejor guiones, y producir me gustaría mucho.

¿Has hecho ya algo en ese campo?

Estoy en ello, trabajando en varios proyectos en colaboración con otra gente, lo que pasa es que no le dedico gran parte de mi tiempo, porque no puedo. Pero en un futuro no lo descarto.

Sitges es un festival que no te da tregua: hay tres cines que están poniendo películas a todas horas, y siempre parece que te estás perdiendo algo. Pero, a veces, sobre todo al final de una edición, piensas que igual el festival ganaría en calidad con una selección algo más reducida pero selecta. ¿Qué opinas al respecto?

No sé, durante muchos años, antes de llegar yo a este festival, se hacían unas selecciones mucho más reducidas, sobretodo en el campo del cine fantástico, y la gente se quejaba muchísimo. Decían que no había nada, que había días sin ninguna película interesante para ver, que faltaban muchas cosas… Y ahora estamos en un momento en el que quizá el festival ofrece muchas cosas, todos los festivales ofrecen demasiado, es una tendencia. Ya no te digo nada de Venecia, Berlín, o San Sebastian que este año tenía 45 películas en Zabaltegi. Hay una oferta masiva porque se intenta llegar a mucho público diferente y se dan muchas opciones. Y luego tenemos otro hándicap que es que estamos en una edad de oro del cine fantástico. Es el género que más se produce, pero la distribución de estos productos es muy mala, y los festivales tienen la obligación de proyectar muchos títulos que, de otra forma, no se podrían ver en cine. Y a lo mejor incluso, programándolos, se produce el milagro de que luego se vean.

¿Es necesario que Noves Visions tenga tantas subdivisiones?

A lo mejor no. Pero es bueno no mezclar películas con otras. Este año hemos cogido películas muy extrañas, y las hemos introducido en el concepto “Dark”, porque quizá no queda bien ponerlas junto a Naomi Kawase o según que otra peli. Las separaciones no son más que formas de guiar al espectador.

Cuidado con el rollo de la Kawase. Nos referimos a ese que sostiene en la mano.

¿Hay algún cambio o novedad digna de mención en esta edición respecto de la anterior? ¿Los recortes económicos motivados por la crisis os han tocado de cerca?

Recortes hay, es inevitable, pero tampoco nos han afectado tanto. Hay alguna película menos, aunque el año pasado había tantas que no se nota mucho. Luego hay otras cosas que hemos tenido que negociar internamente para que no lo notéis los demás, como negociar con los proveedores para que todo cueste menos… es un trabajo que no se ve pero es muy complicado. Novedades no hay muchas, solamente que aparece un nuevo concepto llamado Sitges Family, que son películas orientadas a la familia y a los niños, filmes como A letter to Momo (Momo e no tegami, Hiroyuki Okiura, 2012), Les contes de la nuit (Michel Ocelot, 2011), The great bear (Den Ken Kmpestore Bjørn, Esben Toft Jacobsen, 2011)…

En una época en la que se debate sobre la llamada Ley Sinde, las descargas ilegales, los derechos de propiedad y todo eso, van y detienen a la cúpula de la SGAE por un supuesto delito de desvío de fondos. ¿No es un descrédito en toda regla?

Lo es. Es un descrédito, y veremos que dice la justicia sobre este tema. Pero bueno, la gente está muy confusa porque todo es bastante caótico, y estas cosas lo que generan es desconfianza. Yo creo que no es bueno, y que estamos viviendo las consecuencias de un exceso en muchas cosas. Un exceso en el gasto, un exceso en los trapicheos… y estamos en una época que es consecuencia del neoliberalismo, en todo excesivo, que nos está afectando.

¿Cómo surgió lo de escribir, con Mike Hostench, el guión de una película tan delirante como Bajo aguas tranquilas (Beneath still waters, Brian Yuzna, 2005)?

Es nuestro lado oscuro (ríe). Bueno, el guión no era tan delirante cuando se escribió. Pero las vicisitudes de la producción sí fueron delirantes, porque Brian Yuzna estaba casi fuera de Filmax, la situación en la Fantastic Factory no era la más idónea, el casting fue muy desacertado… Curiosamente, la película se ha convertido, para ciertos públicos, en un clásico psicotrónico, muy buscado en Estados Unidos… fue un trabajo bastante de mercenario, nos dijeron que adaptásemos la novelita en la que se basaba, y luego no tuvimos mucho más que ver con la película. Pero vamos, sin que el guión fuese ninguna maravilla, evidentemente, ni la novela, podría haber dado para una película de terror más decente que lo que luego se rodó. Pero bueno, ahí está y no nos avergonzamos… es un producto como tantos.

¡Esto no es una comedia! ¡Pero nos gusta!

Existe ese tópico tan cruel según el cual mucha de la gente que escribe sobre cine son cineastas frustrados. ¿Hubo una época en tu vida en la que quisiste ser director o guionista de cine?

Bueno, yo creo que todo el mundo al que le gusta el cine le gustaría dirigir algún día. Yo tampoco descarto lanzarme a la piscina, soy una persona que me caracterizo por no tener prisa. Cuando vea el momento o la oportunidad, a lo mejor hago un corto, o un largo, si me da por ahí. No lo descarto en absoluto. Frustración tampoco… El problema que tuve yo, y mucha gente de mi generación, fue que cuando nos tocó estudiar, no había posibilidades de hacer estudios de cine… Quizá hoy, si fuera joven, me dedicaría a estudiar para director de cine. En aquella época, yo mismo tomé la carrera de Derecho. En los años 80, al principio de la democracia española, desafortunadamente, eras médico, abogado, o profesor de historia, no había más. No había el increíble abanico de carreras que se pueden actualmente estudiar, y bueno, además, hoy en día en Catalunya existen estupendas escuelas de cine de las que están saliendo estupendos profesionales.

¿Qué tiene el cine de terror, un género teóricamente escapista, que siempre lleva a la gente a un debate sobre la moral?

Ya no sólo el cine, sino también el cómic. Los famosos Tales from the Crypt de la EC Comics produjeron un gran escándalo en los años 50 y 60 en los Estados Unidos. Siempre ha habido un debate sobre lo que es y no es correcto, también algunas películas de terror de los años 20 y 30, como El doctor Frankenstein (Frankenstein, James Whale, 1931) —filme que se verá en el festival—, producían pequeños escándalos en su día, eran películas calificadas por algunos de inmorales. Ten en cuenta que siempre se ha dado mucho el tema de las estructuras conservadoras e inmovilistas… Desde el momento en que la película plantea si puedes volver de la muerte, ya está removiendo un tabú absolutamente sagrado para muchos. Y esto no se ve bien. Para mucha gente es un tabú, y hay muchos otros. Y luego, a partir de los años 70 en el cine de terror surgieron unas connotaciones de ultraviolencia, con películas como La matanza de Texas (The Texas Chainsaw Massacre, Tobe Hooper, 1974) —cuya desternillante secuela también veremos en Sitges, en una suculenta sesión doble Grindhouse junto a El más allá de Fulci— o La última casa a la izquierda (Last house on the left, Wes Craven, 1972), y aquí se entienden las polémicas que ha provocado el género, no es nada nuevo. Pero bueno, en muchos casos, siempre que sea justificado, el debate es bueno. El debate siempre es bueno. Hoy en día La matanza de Texas es un clásico, y nadie discute que sea una obra maestra del género, entonces ves que el tiempo pone las cosas en su sitio. Y, aparte, La matanza de Texas habla de un tema que ha renacido mucho, que es la pervivencia de la violencia en las sociedades rurales norteamericanas, algo que sigue estando ahí.

En La Paz Mundial disfrutamos mucho el año pasado con The human centipede, un modélico ejemplo del mejor cine de medianoche. ¿Puedes avanzar si veremos en Sitges la segunda parte de la película?

No va a estar. No va a estar en Sitges, primero, porque la distribuidora la está negociando para Europa, y solo la va a estrenar de momento en Estados Unidos. De hecho, abre el festival de Austin. Y, segundo, no la hemos podido ver. La han acabado hace cuatro días, tuvo los problemas de censura en Inglaterra, y no nos han enviado una copia final. Aunque es un título muy esperado, la queremos ver antes de proyectarla.

¿Sabes si estará en la semana de Donosti?

No me suena, de momento. Ojalá la tengan, pero creo que es difícil que la veamos en ningún sitio, esperarán a salir a Europa en 2012.

¿Crees que estamos mejor ahora que cuando empezó el Festival de Sitges en cuanto a libertades?

No. Yo creo que en este momento no somos más libres, estamos sometidos a un férreo control de los medios, y tenemos una increíble lluvia de desinformación que no nos hace más libres sino más esclavos de la mentira. Tenemos muchas imágenes a nuestro alrededor, y no sabemos ni cuál es buena ni cual es real ni cual es cierta. Creo que se ha desmadrado todo, en el sentido de que cualquier persona, independientemente de su nivel intelectual o incluso moral puede emitir una opinión, aunque sea un comentario en Twitter, y provocar un impresionante estallido. Eso no produce libertades, al revés, puede provocar incluso reacciones que limiten la libertad aún más, esto al final tendrá que ser controlado de alguna manera y a lo mejor provoca controles más excesivos. Yo creo que no somos más libres, somos mucho más esclavos, y también hay un problema gravísimo de atentado contra la privacidad. En este momento, tu privacidad está absolutamente cuestionada por todas partes. Tienes que ir con mucho cuidado para saber lo que dices porque, por ejemplo, cualquier cosa que digas en una entrevista o en una rueda de prensa puede ser sacada de contexto y provocar un vendaval. Todo esto es muy peligroso. Y luego hay un exceso de sensacionalismo, de amarillismo, en la prensa y en la televisión, donde se busca siempre el hilo escandaloso y no se informa de lo realmente importante. Yo creo que el momento es muy complicado. Aparte del momento económico, estamos en una grave crisis de valores. Y eso es de lo que la gente aún no se ha dado cuenta. Siempre se tiene en mente el problema del dinero, pero cuando esto se arregle, si es que se arregla, nos daremos cuenta de que, aparte, hay una gran crisis de valores en la sociedad occidental. Que es difícil de arreglar, y que está generando actitudes, como siempre ocurre, más peligrosas todavía. Provoca que haya unos oportunistas que ofrezcan falsos valores y, como siempre ha ocurrido en Europa, surjan movimientos políticos y sociales muy peligrosos, de clara tendencia ultraderechista y fascista. Es un gran peligro. Lo tenemos delante de nuestros ojos y no nos damos cuenta.

¿Cuál es tu rutina como espectador de cine? ¿Cuántas películas ves a la semana?

Pues al día, mínimo dos. A veces me encierro en casa y digo, hoy voy a ver cine, y me veo cuatro o cinco. Soy, como dice mi buen amigo Jesús Palacios, no un cinéfilo sino un cinéfago. Lo veo todo. Y además soy de los que me compro muchas películas, y las veo. Durante un año veré 600, 800 películas como mínimo. Me encanta ver cine y creo que es lo que más me apetece hacer cuando tengo tiempo libre.

¿Dedicarse al mundo del cine, o ser director de un festival, ¿no hace más difícil a veces el disfrutar viendo una película cualquiera, sin que verla esté vinculado de alguna forma a tu trabajo?

No. Cuando descanso y me pongo a ver una película bien, disfruto mucho. Puede que la tenga que juzgar para seleccionarla, o que no me apetezca nada verla y la tengo que ver… Pero te diré que seleccionando películas disfruto, porque a veces te llevas sorpresas, y dices “que bien, cuanto me ha gustado esta película, no me lo esperaba”. Eso es muy agradable. Luego, si me apetece ver una copia preciosa de El proceso (Le procès, 1962), de Orson Welles, o me pongo un día Chantaje en Broadway (Sweet smell of success, 1957), de Alexander Mckendrick, me lo paso como un enano. El otro día, también por trabajo, para una charla sobre Michaael Powell y Emeric Pressburger, y tuve que ver La vida y la muerte del coronel Blimp (Colonel Blimp, 1943), que me parece una obra maestra absoluta, y disfruté como hacía mucho tiempo que no había disfrutado con una película.

¿Además de la inteligencia artificial, ¿vamos a descubrir en este festival algún otro eje temático que se ponga de manifiesto en varias películas?

Sí, yo creo que hay un eje clarísimo, y es el fin del mundo. Hay una cantidad de películas tremendas sobre el fin del mundo: la película de Xavier Gens, The Divide; la que ha producido Roland Emmerich, Hell; la de Abel Ferrara, 4:44 last day on earth

La de Ferrara se la cargaron en Venecia.

Se la cargaron, pero no es para cargársela. Yo creo que es una película muy interesante, que recuerda mucho a New Rose Hotel (Ferrara, 1998)… muy complicada de ver, muy dura, muy arty, pero está muy bien. También se cumplen 10 años del 11-S, y hay una serie de sinergias curiosas. La gente está emparanoiada con el 2012, que si el mundo se acaba… y hay varias películas donde el mundo se acaba de formas muy diferentes.

Ferrara-Bukowski desvelando las claves de todo el asunto

¿Cuál será la rareza o la película de culto a descubrir en esta edición?

Este es el festival más de género que hemos hecho en los últimos años, 100% cine fantástico, y hay muchas cosas a descubrir. También te voy a decir que hay mucho sentido del humor, la gente se va a reír mucho. Tenemos películas como Detention, de Joseph Kahn, que para mí es el Scream (Wes Craven, 1996) de la generación actual, mezcla ciencia-ficción, terror y comedia juvenil de una manera brillante. Attack the block, de Joe Cornish, divertidísima película sobre una invasión extraterrestre, al estilo de Shaun of the dead (Edgar Wright, 2004). O la última de Matsumoto, Scabbard samurai, una de las películas con las que más me he reído en los últimos años. Absolutamente delirante. Hay películas de terror verdaderamente inteligentes, como Kill List, de Ben Wheatley, que comienza como un thriller y acaba como una película de terror realmente impactante. Yo creo que, aunque hay mucha peli, hemos seleccionado mucho, dejando fuera quizá lo menos interesante, y todo lo que hay tiene un nivel bastante alto. Incluso una peli que puedas ver en madrugada en el Retiro, como puede ser Dark Souls, una noruega que mezcla de manera muy curiosa ciencia-ficción y terror sobrenatural, una película muy pequeña, barata, pero sorprendente, muy a descubrir. El nivel es bastante alto. Es algo subjetivo, nos lo parece a nosotros, luego hay gente que dice que no. Yo creo que este año, al menos para mí, aquello de estas películas que dices “¿por qué la han pasado?” hay pocas.

¿Hay alguna película que, personalmente, te hubiera hecho mucha ilusión tener en Sitges y que, por las razones que sean, no estará?

Muchas. Citaría sobre todo una que, a veces, entre los festivales, aunque somos amigos, tenemos competencia, y a veces nosotros ganamos una película, y otras veces ganan ellos. Una película que me gustaría haber tenido, que no la vamos a tener porque está en otro festival, es Take shelter, de Jeff Nichols. Ha triunfado en Sundance y en Cannes, me parece una película maravillosa, y una de las grandes del año, pero la tiene otro festival.

Para terminar, ¿a qué le tienes miedo?

Me da miedo el agua. De pequeño, tuve un accidente, casi me ahogo en una playa, y tuve un trauma que empeoró bastante con el visionado de Tiburón (Jaws, Spielberg, 1975) a los diez años. Me da mucho miedo bañarme, no en la playa, sino en alta mar. Tengo la frustración de que me gustaría bucear y no puedo porque me moriría de miedo, no por lo que hay debajo, sino por el hecho de estar cubierto de agua. Hay también algunos bichos que me dan mucho miedo, los gusanos y las cucarachas, también las ratas…

Técnicamente, la entrevista ha terminado, pero aprovecho la ocasión para preguntarle a Sala por Squirm (1976), una monster movie setentera con gusanos asesinos, de Jeff Lieberman (un director que bien merecería un homenaje en Sitges, firmante de algunas rarezas tan estimables como Blue sunshine, Pánico antes del amanecer o la más reciente Aprendiz de satanás…). Me dice que la tiene, pero que no puede ver más de cinco minutos seguidos. Le da cosa. Comenta que no estaría nada mal plantear alguna vez un ciclo de películas de animales peligrosos, esas que en los años 70 escenificaron la rebelión de la naturaleza contra el hombre. Apunto dos películas que Ángel nombra y sólo conozco remotamente de oídas, Frogs (George McCowan, 1972), y Bug (Jeannot Szwarc, 1975). Esta última suena realmente bien: cucarachas que producen combustión espontánea. Pero todo eso ya daría para otro artículo. Me despido de Ángel Sala, y ya en la calle, caigo en la cuenta de que no he pagado la consumición en el bar, y no retengo siquiera el típico diálogo en el que dos personas discuten sobre quien paga. Supongo que ha pagado él y yo no me he dado ni cuenta…

Nos fascina el orificio, tan exacto y circular, que el volumen del brazo deja en la boca de la rana.

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