Crónicas de Sitges (I): Mamá, quiero ser Chapero… Jackson

 

Se acaba SITGES, otro año más. Como se acaba lo bueno y lo malo. Como se agotan las entradas, las palabras y las películas. Ya sé que un festival tan ecléctico, epiléptico y desprejuiciado como este no se merece un comienzo de entrada tan cursi, pero es que he terminado mi visita preñado de una pegajosa melancolía. No odio contra el género humano, como otros años, sino una especie de esperanza cariñosa y una fe en la belleza de la vida que se le atragantaría al amigo MALICK. Igual es porque 2011 todo ha sido igual y a la vez un poco distinto. La gran diferencia es que este año hemos estado allí, no sólo preparados para la indigestión de cine de género, sino acreditados. Como Prensa con P mayúscula. El quinto poder, después del agua, el fuego, la tierra y el aire. La Paz Mundial quería añadir un poco de cordura al desaguisado y por eso ha esperado al término del festival para hacer su primera crónica. Que tomen nota los otros medios, especialmente las radios.

         Recuerdo el primer día como si fuera ayer, aunque fue hace exactamente una semana. Recoger mi acreditación de prensa en la sala de ídem como un periodista profesional con ojeras, caspa y tripa cervecera. “¿Pablo Vázquez, de la Voz Mundial?”, me preguntó amable el chaval que las repartía. Enseguida aclaré el error, pero el chico se quedó mirando el medio un instante más, como si algo no estuviera del todo bien en su lista. “Hostia… ¿este es el blog de MIREIA LAGUNA, no?”. Asentí con timidez, acto seguido aclaré que la señorita Mireia ya no escribe para nosotros y va por libre incendiando el Formspring y el Twitter. Pensé que sería el momento adecuado para una enésima disculpa. “Estamos profundamente arrepentidos de lo ocurrido, pero queremos recalcar que somos un blog de tendencias serio y riguroso. Hemos escrito un artículo sobre Steve Jobs y todo.” El chico me miró receloso. “La verdad, qué vergüenza.”, se limitó a decir, y me dio la tarjeta atada a un cordel, no sin antes aclararme que mi vida podía correr peligro con un pase con mi nombre y el de la web atado al cuello. “Estamos en un festival donde se proyectan muchas películas violentas, y la gente tiende a ser muy creativa con las personas non gratas”.

Dudé entre tomármelo como una amenaza o con una extraña bienvenida. No debía olvidar que estaba en un festival de género. Finalmente el chico me pidió el teléfono de Mireia mientras me pasaba el diario del festival, la programación y la mochila de regalo. Le di uno falso, creo que el de Joaquín Aldeguer.

En esta entrada mi intención es hablar de dos películas. Una de ellas es la primera que vi, fuera de competición, fuera de la sección oficial y prácticamente fuera de cualquier circuito que merezca tal nombre. La Paz Mundial hecha película, vamos. Me refiero a TRASH HUMPERS. Una tomadura de pelo muy simpática y consecuente firmada por Harmony Korine con una cámara de vídeo y el mismo generador de títulos que yo usaba para montar mis primeros cortos. Ese detalle me llegó directo al corazón. La película, a su modo, también. Algo más de una hora de gente extraña vestida de ancianos violando cubos de basura, rompiendo farolas, contando chistes homófonos y haciendo orgías con negras entradas en carnes. El Dogma desde el punto de vista de un redneck gilipollas. Me gusta. Hubo un tiempo en que KORINE iba a ser el nuevo niño malo de Hollywood pero enseguida se dieron cuenta de que estaba demasiado mal de la cabeza incluso para eso. Y estar mal de la cabeza en el cine es lo más parecido a ser auténtico y fiel a tu público. Podéis bajaros esta película por la Internet, porque no se va a ver en ninguna parte. La veréis un poco por encima, os pensaréis que es un FAKE y le daréis al delete. La vida es así de triste y pasa tan deprisa.

 

                      NO FUE LA MEJOR PELÍCULA A CONCURSO… PORQUE NO IBA A CONCURSO.

La segunda película de la que me gustaría hablar es VERBO, la ópera prima de Eduardo Chapero-Jackson, el director con el nombre más guay desde Antonio Isasi-Isasmendi. La película, aventuro, será muy odiada por la crítica seria y prácticamente por el grueso del público bienpensante (es decir, el público convencional, con pareja, coche, trabajo, que sólo va al cine un par de veces al mes), pero a mí me ha encantado. Incluso puede convertirse en un título de culto para cierta juventud grillada encerrada en sí misma. La edad para disfrutarla es esa, entre los doce y dieciocho años, con el cerebro lleno de dudas, la cara sembrada de pústulas y el corazón a mil por hora. Difícilmente una película que intente sublimar el HIP HOP y el graffiti puede tener una resolución más digna y acertada, en el único punto medio posible entre la emoción y el ridículo. Es como aquellas glorificaciones del skating o el break dance que se hacían en los ochenta, pero con la pomposidad de MEDEM o el feminismo introspectivo de una Coixet. Una mezcla explosiva y hortera, pero casi siempre hipnótica. Un brillante salto al vacío en la que los actores hablan bajito y cantan a voz en grito, con uno de los debuts más arrebatadores del año: ALBA GARCÍA, que se gana a pulso su lugar de honor entre las fantasías púberes de nueva generación.  Y además de eso, actúa muy bien, aunque no sé que es más importante. Si Verbo triunfa en taquilla, que lo dudo, todas las películas a partir de ahora deberían ser dobladas al hip hop.

CURIOSIDADES (I): 

Muerte más creativa:

El martillazo en la cabeza en la irregular y muy bestia KILL LIST 

Mejor arranque:

Los títulos de crédito de la divertidísima EL CALLEJÓN

Sorpresas interpretativas:

Muy fans en LPM de los recitales de Matthew McCoughnagey en KILLER JOE y de VAL KILMER en Twixt

Momento retenido en la memoria:

Elle Fanning enseñando su CORRECTOR DENTAL en Twixt de Coppola.  

 

 

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