Se estrena la última y esperadísima película de Cronenberg, el director de “Rabia”, “Cromosoma 3” o “Inseparables”. Hace años que he dado por muerto al Cronenberg que más me gustaba, y que no era sólo el de sus primeras películas sino también el de “Crash”, una ejemplar adaptación de la complicada novelita de Ballard, o “M. Butterfly”. Fecho este fin en la realización de ExistenZ, una extraña película que podía leerse sin dificultad como una especie de compendio de toda su obra. Desde entonces, para quien esto escribe, Cronenberg sólo ha hecho películas bonitas, estupendamente filmadas y narradas, pero gélidas y vacías, incapaz de perdurar o de aferrarse a la memoria.
“Un método peligroso” no es una excepción. La historia, sobre todo la romántica y sexual, tiene posibilidades, pero su academedicismo ramplón y simplista, su didactismo de saloncito de matrimonio progre, da al traste con todas ellas. Me gusta el enfrentamiento entre pasión y razón, entre ciencia y metafísica, pero creo que es evidente que el director de “Scanners” se inclina demasiado por las primeras opciones. Es una película narrada por Freud que pide a gritos tener la voz, y la libertad, de Jung. Una historia de amor desapasionada, que antepone cerebro a corazón no sólo desde el punto de vista de sus personajes sino también del de su cámara.
La claridad y transparencia expositivas – rasgos distintivos de los telefilmes, o de los panfletos– no son las mejores aliadas para contarnos una historia donde la duda, el temor y el desorden tienen que sentirse y palparse. Espléndido el tercerto protagonista, con mención especial para una luminosa y numerera Keira, cuya mandíbula es capaz de alcanzar auténticas cimas expresivas.
Mal vamos si genios del Mal como Cronenberg o Polanski facturan películas tan comprensibles, tan cómodas, tan poco peligrosas.
Quizá la domesticación sea el menos deseable de todos los métodos, para según quiénes.
Respetuosamente, querido Pablo, disiento. Creo que Cronemberg era un genio antes y lo es ahora, que ha decidido usar una pátina de género para hablar exactamente de lo mismo. Por cierto, aprovecho para disentir -again- contigo sobre la última de Von Trier, ¿no crees que nuestro muy estimado danés debería dar un gran paso en su carrera y hacer, por fin, una película sin una mujer enloquecida, psicopática, jodida, enferma, etc? Que haberlas haylas. Un besote.