ENTREVISTA A FRESÚS Y EL OTRO SAMU, DIRECTORES DEL FANZINE ADOBO: “SOMOS UNA JODIDA LUZ DENTRO DE TANTO HORROR”

Con ocho números a sus espaldas, una merecida mala fama en los salones del cómic y el respaldo casi unánime de la crítica especializada, el fanzine  Adobo se consolida como una de las propuestas más serias en el territorio del humor incómodo y envenenado. Ahora sacan nuevo número y amenazan con volver a sembrar el terror por los salones. En esta entrevista, Fresús y El otro Samu, sus máximos responsables, se defienden, se justifican, incordian, disparan a todos lados y, de paso, definen un poco su filosofía de la risa. A la comedia del mal rollo le han salido unos hijos díscolos y nada disciplinados, y en la Paz Mundial no podíamos hacer otra cosa que darles voz y espacio, aunque sea sólo por un rato, no vaya a ser que se quieran quedar para siempre.

Fresús y El Otro Samu, vistos por Joaquín Aldeguer

No tenéis ningún problema en hacer bandera de un humor incorrecto y gamberro. Por ejemplo, fuisteis los primeros –y creemos que los únicos- en hacer humor sobre los atentados del 11 de marzo. ¿Creéis que existen algún tipo de límites? ¿Os habéis autocensurado alguna vez?

Somos de los que piensan que ningún tema debería dejarse en el tintero por motivos de censura. Lo que sí decimos es que entendemos perfectamente que a un afectado directo de alguna desgracia no le haga gracia leerlo. Ese tipo de daño no nos aporta nada en absoluto. Buscamos el humor a partir del mal rollo. No por el hecho de  reírse de las víctimas o cosas chungas, sino buscando la gracia en el contexto. En la misma situación absurda. Es un poco como en los tanatorios; cuando llegas, das el pésame y luego sales a los pasillos a recordar cosas del muerto o contar chistes muy chungos a carcajada limpia. Adobo es un poco el pasillo del tanatorio. Nadie se debería reír en la propia sala donde está el muerto pero todos aceptan que haya momentos para el descojone en ese pasillo, una jodida luz dentro de tanto horror.

 

Nos sorprende que a pesar de todas las incorrecciones que aparecen en el fanzine aún se siga publicando. ¿Simpatizáis con los Illuminati?

El fanzine es muy incorrecto, sí. Y seguimos publicando con la fuerza que nos dan los lect… que no. Seguimos publicando porque es JODIDAMENTE FÁCIL sacar una publicación de este tipo. Se hace sola. Los iluminati son unos seres muy raros, pero en Cocoon lo hacían bien.

También habéis hecho especial hincapié en las bromas sobre el caso de Marta del Castillo. Nos encantaría saber vuestra opinión, lo más seria posible, sobre el caso. ¿Cuál es la polémica más incómoda que habéis tenido?

Un caso más de la escena de crímenes en España o el mundo, magnificado por lo retorcido de los acontecimientos. Seguramente en el fanzine hemos tocado temas mucho más ruines y jodidos y no ha pasado nada. En cuanto a los afectados que hayan podido ofenderse por esos chistes, sólo podemos decirles que no van dirigidos a ellos. Nuestra opinión es la de siempre. Si hacemos un chiste sobre Japón, donde han podido morir muchas más personas, seguro que no sería tan polémico como el asunto de esta niña. La polémica más notable se inició en un debate en el blog www.elclubdelosimposibles.es donde una persona afectada dijo que habíamos cruzado la línea hasta tal punto que lo que hacíamos no podía considerarse gracioso. Pero no fue incómodo, se inició un debate interesantísimo sobre los límites en el humor que os animamos a leer si os apetece o estáis aburridos.

¿Hasta qué punto la etiqueta de gamberros os limita?

Nos limita sobre todo en el miedo que pueda tenernos la gente a la hora de venir a comprar el fanzine. Luego somos muy educados cuando no estamos borrachos. Dentro del fanzine, a cada autor le puede joder más o menos esa etiqueta y tirar por otra línea, o al contrario, exprimirla al máximo sabiendo que habrá gente que lea Adobo únicamente por eso. No es algo que nosotros hayamos querido llevar por bandera, sino que nos lo han endosado los demás. Preferimos ser llamados TRAVIESOS DEL HUMOR, que suena mucho más guay.

¿Es Nelson Mandela quien dice ser?

Nelson Mandela dice ser cierta persona, pero al decirlo en su idioma natal, el birmano, se le entiende poco. Quiero decir, si cuando pronunciara la frase donde dice quién dice ser yo le entendiera, podría contestarles a la pregunta. Una cosa muy curiosa de todo esto es que Adobo 7 tiene su portada plastificada con una fina capa de plastiquete muy sudafricano. Muy de allí. Si se huele puede sentir por un instante lo que siente el bueno de Mandela con cada segundo de libertad en la poca vida que le queda. Que su Dios le bendiga.

Dentro de la provocación, ¿qué es preferible? ¿Llegar a un público más amplio y autocensurarse o contentarse con un público reducido y ser libre? ¿Es compatible libertad plena con estar en el mercado?

Si quisiéramos vender y llegar a un público más amplio, no haríamos Adobo, eso seguro. Nunca ha habido censura en el fanzine, y no creo que la vaya a haber a menos que alguien nos “toque la carita”. Nuestro mercado no es muy grande, sacamos una tirada de unos 600 números que solemos vender rápido en un año y medio. Pero dentro del mercado de los fanzines, vendemos mucho y a la gente le gusta mucho lo que hacemos.  Supongo que en un mercado mayor Adobo tendría cabida con muchos matices. Yo insisto en que muchas historias de Adobo, su gran mayoría, podrían estar en cualquier publicación de humor convencional.

 Pero… ¿os planteáis alguna vez tener una distribución más amplia, en kioskos? Aunque sea de aquí a diez años…

Están ustedes como una jodida cabra. ¡En kioskos! ¿Y luego qué? ¿En mercerías? Ninguna publicación de cómics salvo El Jueves se vende ya en kioskos y además ese nunca ha sido nuestro objetivo. De aquí a diez años Adobo estará más que muerto y enterrado. Nos planteamos la muerte de Adobo muy de sopetón, quizás en la cúspide y sin avisar. Y lo mejor, sin drama alguno. La distribución de una publicación a gran escala es un coñazo y un robo a mano armada.

 

 

 ¿Es Adobo un fanzine subversivo en el fondo y también en la forma?

Creemos que más en el fondo que en la forma. Se trata de mezclar historias de muy mal rollo con un desarrollo más amable. Si abres Adobo no vas a encontrar  ni desnudos, ni sexo explícito, ni grandes bacanales de sangre. Sólo ideas que, curiosamente, pueden escandalizar mucho más que todo lo anterior. A los ojos de alguien que no se pare a leerlo, puede ser hasta un fanzine muy amable y bonito.


¿Qué diríais a aquellos que defienden que la sátira es más efectiva cuanto más sutil y elegante?

¡Es que nosotros somos muy sutiles y elegantes! Insisto, si hablas de un tema algo peliagudo y te ensañas con él sin buscar ni una puta vuelta de tuerca, me parece demencial. No sé, hasta a lo mejor nosotros hemos pecado de eso. Pero lo que solemos hacer es hablar de cualquier tema sin censura pero que al menos tenga cierta gracia, cierta elegancia y sutileza. De verdad, creednos. Los autores lo saben hacer muy bien sin direcciones previas. Por eso los elegimos.

En su origen, Adobo se planteó como una alternativa más cañera al ya clásico y multipremiado Ojodepez. Después de varios años en marcha, ¿qué balance obtenéis?

Bueno, Ojodepez tenía autores acojonantes que no están en Adobo. Los autores de Adobo tenemos una fina línea que nos une y no sabría explicarte qué diablos es. A la vez somos muy diferentes unos de otros lo que hace que haya más equilibrio en el fanzine. El balance es muy positivo en cuanto a respuesta del público que se lo pilla gustoso año tras año en los salones de cómic. Vuelven muchos por voluntad propia y eso es desconcertante. Yo creo que aunque Adobo siempre tiene ideas muy polémicas y jodidas, no va de eso. Solo historias de una serie de gente que fue unida por obra y gracia del mal rollaco. Pero si lees el fanzine, hay de todo. Sobre todo me gustaría que no se quedara en el subconsciente colectivo como un fanzine que hace humor bestia solo por hacer daño. Creemos que sí, estamos consiguiendo ese equilibrio que buscábamos y eso es obra de los propios autores porque no solemos poner trabas a nada que nos envíen. Son ellos mismos los que, con su autocensura o todo lo contrario, están haciendo de Adobo lo que es. De momento creemos que está saliendo bien la cosa.

 De un tiempo a esta parte, Puchi se ha convertido en el símbolo de Adobo. Hemos leído que Electronic Arts está pensando en hacer una adaptación para Playstation 3, Wii y XBox ¿Qué hay de cierto en esto? ¿En qué consistirá? Y si no tenéis ni idea… ¿cómo os gustaría que fuese?

Puchi se ha convertido sin quererlo en una especie de submascota muy delirante. Al nivel de Mickey Mouse o Lidia Lozano. No sabía nada de su paso a los videojuegos. No creo que pegue demasiado, tiene golpes muy limitados y su única arma es LA PALABRA. A mi me gustaría que fuese un plataformas muy a lo Taz-mania de la Master System. Muy loco todo y que salga un pollo gigante al final.

Esta pregunta es para que rajéis un poco de la escena underground española. Poned todo lo que echáis en falta y si es posible todos los fanzines que odiáis o que consideráis muy inferiores al vuestro.

El underground español no existe o me gustaría pensar que no existe. Si lo encuadramos en los fanzines que hagan algo parecido a lo nuestro, nos gusta mucho el Momic, La cultura del Duodeno, los fanzines que hace Juarma o el Condón de José Tomás… Poca cosa más hay, al menos que conozcamos. Entendemos fanzines de cómics y no de ilustración, letras y cosas raras recortadas con tijeras. Que también molan, pero no. Nosotros no dejamos en el Adobo ni hueco para firmar si alguien nos pide un dibujo, porque todo está lleno de cómics y algún texto.Sobre los fanzines que odiamos a muerte y escupiríamos sobre la tumba de sus autores, no vamos a poner nombres pero se trata de hacer el sencillo experimento de echar un ojo a nuestra izquierda y derecha en los salones de cómic. LOS ODIAMOS A TODOS. ¿Inferiores a nosotros? Dejémoslo en la castiza frase “¡A papá vas a enseñar tú a follar!”


¿Cómo es el público que compra fanzines ahora (aparte de anacrónico, claro)?

Suelen ser despistados a los que captas en los salones con la promesa de risas y chunguez máxima. Luego está el que te lo ha pillado y vuelve a tiro hecho de habérselo comprado el año anterior. Luego, el modernillo que esto de los fanzines le pirra, los guarda en una caja de esas raras que venden en sitios raros. Los otros fanzineros que te los compran para aumentar el “buenrro”. Como no distribuimos a gran escala, sabemos quién suele comprar Adobo. Tenemos muy claro cuál es nuestro público sólo con echarle un vistazo y los abordamos. Este año en Barcelona,  por ejemplo, ha venido un señor mayor que era el abogado de Bruguera y nos ha contado sus bizarros primeros trabajos, visitando a Vázquez en la cárcel y llevándole papel para que se entretenga.

 En Sevilla, aparte de vosotros, ¿hay gente graciosa?

 Sí, Juan y Medio.

Si no tengo Internet, no piso las librerías de cómics, no vivo en Sevilla y no voy a los expocómics de Madrid y Barcelona, ¿cómo puedo conseguir un Adobo?

Pues si existiera alguna persona tan desfasada que reuniera todos esos requisitos, no creo que conociese el fanzine. Nos lo puede pedir por correo a pero tendría que tener Internet o acudir a una de esos extraños locutorios que tanto alumbran en Madrid o Barcelona. Sería un despropósito, la verdad. No sé. No tendría sentido. Mejor que no lea Adobo esa persona, demasiado difícil para nosotros sólo por unas pocas risas.

¿Creéis que el humor necesita un discurso que lo sostenga y justifique, o eso es una forma más de encorsetarlo?

El humor tiene tantas variantes como personas existan. Los puteros en los foros de putas tienen un código con el que ríen y ríen, por poner un ejemplo muy raro. Hay una cosa muy sencilla, si el humor que hiciéramos en Adobo no gustara, no volviera gente con una sonrisa en la cara o no nos nominaran en un gran Salón de Cómic, sabríamos que somos unos bichos raros que no caemos bien a nadie. Nada de encorsetar el humor, esas mollas de grasa pura acabarían saliendo por otro lado.

¿Encajáis dentro del posthumor? ¿O ni os va ni os viene?

No sabemos muy bien lo que es eso. Si significa reírse de algo que no tiene gracia a priori, por el simple hecho de que no tenga gracia, a veces hacemos cosas así… Si es otra cosa, debe de ser algo muy moderno por lo que pasamos de puntillas sobre su cuerpo inerte.

 ¿Alguno de los miembros de Adobo ha trabajado en la Cámara de Comercio de Cantabria?

Corría el año 1998 cuando Joaquín Aldeguer hizo sus primeros pinitos en la Cámara de Comercio de Cantabria. Sí. Si esperaban un chiste, un gag o algo así sobre el tema, están equivocados. No hay ni una sola graciosa que decir sobre ese trabajo de un joven pero ambicioso Aldeguer. Trabajó, cobró y para casa. Tan sencillo como eso.
 

¿Cómo suele ser vuestro comportamiento en festivales? ¿Es merecida vuestra mala fama?

Es verdad que tenemos mala fama por el gusto de nuestros autores por el bebercio fino. A veces nos hemos pasado, pero siempre buscando la ansiada risa. Muchos de nuestros fans han sido atraídos por primera vez a Adobo con tácticas muy violentas y han vuelto encantados otro año más. Desgraciadamente nos hacemos viejos y cada año vamos volviéndonos más blanditos. Una pena.

 

Acabamos de conocer la historia de un chaval que decidió suicidarse tras el Expocómic de Madrid. En su carta de despedida afirmaba que se había dado cuenta de lo que era gracias a los gritos proferidos desde el stand del fanzine Adobo. ¿Habéis hecho un bien o un mal?

Si ese niño era el tremebundo ser que vino disfrazado de Doraemon con un pelazo rizado que echaba para atrás o cualquiera de los infraseres a los que hemos vejado por su aspecto físico, sexo, raza o religión, bien muerto que está.
 

¿Qué sería necesario para acabar con Adobo?

Hacemos dos números al año y es un no parar en ciertas épocas. De momento aguantamos bien el cansancio de los salones y demás. Para acabar con Adobo es necesario que los autores se cansen. Tenemos claro que somos los que somos y aunque metamos a gente a cuentagotas, si los autores se cansan, se termina el fanzine. No lo concebimos con otra gente. Creo que es más importante eso que cualquier otra cosa, porque de momento la gente parece que no está cansada de comprarse un nuevo Adobo. También acabaría con nosotros que Rosanna Walls nos hiciera una pregunta inteligente.

Finalmente, os vamos a proponer dos juegos. El primero es el siguiente. Adolf Hitler, Joseph Mengele, Paul Joseph Goebbels, Ana Frank. Colocad a cada uno dentro de las siguientes categorías:

 Un hombre de los pies a la cabeza: Adolf Hitler

¡Cómo sería el mundo si estuviera aquí!: Ana Frank

 Un genio, un visionario, puro fuego: Joseph Mengele

 Me la petaba: Paul Joseph Goebbels

Y ahora os vamos a decir unos cuantos nombres. Por favor decidnos lo que os inspiran en unas pocas líneas:
 Rosanna Walls: Nuestra musa. Este año ha sido cambiada por otra chica más guapa, más simpática y con más verborrea que ella, y estamos tan jodidos que le hemos respondido a la entrevista con buenas palabras y respuestas coherentes.

Manel Fontdevila: La ironía y la ceja levantada personificadas. Seguro que hay división de opiniones en Adobo con él. Las muy malas no lo sé, pero las muy buenas están sobre la mesa. Las tiras políticas a mi me parecen de genio. La Parejita, algo caduca.

Paco Alcázar: Básicamente tiene el método Adobo. Hace reír a partir del mal rollo. Un puto genio. Un prócer de “uy uy uy”

Álvaro Pons: Es odiado y amado a partes iguales. A nosotros siempre nos ha tratado genial y tenemos que reverenciarlo. Tiene su propia contra en Adobo y eso son palabras mayores.
 
Álvaro Pombo: Según la wikipedia, es un señor mayor con una barba muy desfasada, pero elegante.
 
Jordi Costa: El tío que tenemos que tapar con una mano cuando nos pajeamos con Jimina Sabadú viendo el blog de Otaku y Carcamal.
 
Miguel Noguera: Otro que tal baila. Un puto genio. Los de Adobo tenemos la mente igual de retorcida pero solo llegamos a subniveles donde él ya ha pasado hace siglos.

Nerea Camacho: Quedan pocos años para que te pueda decir algo real sobre Nerea. Tiempo al tiempo. Mientras, seguiremos alabándola en la sombra.

Joaquín Reyes: Un tío con el que te partes el “cul” de la risa. Descubran ustedes mismos si esto es irónico o no.

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