Nota: esta entrevista se hizo a mediados de octubre del año pasado, y tendría que haberse publicado… ejem, hace mucho tiempo. No tenemos excusas, así que consideradlo un milagro. Sentiros por un momento en octubre de 2013. Dentro de poco será Navidad. Nelson Mandela y Philip Seymour Hoffman siguen vivos. Nicholas Brendon también.
Si esta entrevista hubiera tenido lugar dentro de veinte años, quizá la tecnología nos habría permitido recrear en un periquete el decorado del Bronze, la discoteca de moda en Sunnydale, ciudad ficticia donde se desarrollaba Buffy, cazavampiros. A modo de terapia de regresión, tanto yo como Nicholas Brendon, que interpretaba a Xander Harris, fiel escudero de la cazadora, nos habríamos visto devueltos a un tiempo remoto en el que él pasaba más tiempo en la serie que en el mundo real y en el que yo, básicamente, jugaba a videojuegos y esperaba que llegase el verano para reencontrarme con mi serie favorita. En Canal +, en abierto (¡menos mal!), a las 14:30. Una hora conflictiva: en casa solíamos comer, y si estábamos en la playa, estábamos literalmente allí, a la orilla del mar, y yo apremiaba a mis padres para que volviéramos de una vez, que no podía perderme el episodio.
Pero dentro de veinte años yo no sé ni dónde estaré; a Brendon, le vaya mejor o peor, siempre le quedarán las convenciones de fans, de Buffy, o de Mentes criminales, serie en la que lleva ya cinco años, o de Psycho Beach Party, película de culto, cuyo título la define a la perfección, y que si no habéis visto ya no sé a qué esperáis. Psycho Beach Party se proyectó en Sitges —que es donde esta entrevista tuvo lugar, hace unas semanas—, en el año 2000, algo de lo que el actor no tenía ni idea. Estamos en octubre de 2013, en el jardín del Hotel Melià, a escasos metros de la piscina, junto a la cual Brendon se arrodillará, antes de que empecemos a hablar, y alargará una mano para comprobar la temperatura del agua, una imagen que por alguna razón se me ha quedado grabada, como si fuera la mar de poética.
Aunque ya hace mucho que terminé Buffy, Xander/Nicholas es para mí como un viejo y querido amigo, con el que me estaría hablando un buen rato. Pero yo tengo que volver a la redacción del periódico del festival y él apenas puede concederme quince minutos de su tiempo, aunque por el sollozo (“Oh, guy…”) que exhala nada más empiezo a preguntarle por la serie de Joss Whedon intuyo que, si estuviera en su mano, se pasaría horas recordando conmigo y con quien se quiera apuntar los good old times. Brendon presenta este año en Sitges la estimulante Coherence, primer largo del norteamericano James Ward Byrkit, que, con pocos recursos pero mucho ingenio, plantea una entretenida historia de realidades paralelas. La película se llevó el premio del Jurado Joven a la mejor película de la sección oficial. Yo aún no la había visto cuando hice la entrevista, así que básicamente, le pregunté cuatro cosas sobre Buffy…
La entrevista se publicó originalmente en el periódico del Festival de Sitges.
¿No es muy de dibujos animados esa sonrisa? ¿No parece que pueda expandirse y comerse la pantalla? ¿Será un virus?
Presentas en el festival la película Coherence. ¿Qué te llevó a participar en ella?
Me gustaba el concepto de la película porque no había guión, teníamos que improvisar. Cada día nos daban unas notas, cuatro o cinco elementos con los que trabajar. Y no teníamos ni idea de lo que tenían los otros. Además, el director es amigo mío, y le adoro.
¿Cómo empezaste a actuar?
Ni me acuerdo. Mi madre era agente de talentos, y yo siempre estaba por ahí. Una vez fuimos al set de rodaje de la serie Happy Days, y quedé fascinado por el aspecto efímero del cine, esa idea de tener que creerte algo que no es real pero tiene que parecerlo. Entonces ya pensaba que quería actuar, pero de pequeño tenía problemas de dicción. Además, jugué a béisbol hasta los veinte años. Fue entonces cuando, de un día para otro, me apunté a clases de interpretación, empecé a pelearme con mi tartamudez, rodé un anuncio y todo se puso en marcha.
¿Ves muchas diferencias entre trabajar en el cine y en la televisión?
Es muy distinto. La experiencia de rodar una película es rápida, mientras que en la televisión puedes pasarte años, y tienes más tiempo para desarrollar a tus personajes. Estuve haciendo Buffy, cazavampiros durante ocho años. Xander, el personaje al que interpretaba, acabó convirtiéndose en una especie de amigo íntimo para mí. Lo echo de menos.
¿Qué es lo que más echas de menos de Buffy, cazavampiros?
Sobre todo, el hecho de trabajar con Joss Whedon. Que estuviera cada día por ahí y tener un vínculo artístico con él.
¿Nunca habéis podido volver a trabajar juntos?
Hemos hablado de ello algunas veces, pero aun no ha surgido la oportunidad.
¿Te preparaste de alguna manera para el episodio musical de Buffy?
No, simplemente canté. No me preocupaba si salía bien o mal, porque no me habían cogido para cantar o bailar. Lo hice lo mejor que pude, pensando que al fin y al cabo lo habría intentado. Y la verdad es que lo bordé.
¿Cuál es tu episodio favorito de la serie?
Yo siempre separo Once more, with feeling, el episodio musical, del resto. Es insuperable. A parte de ese, mi preferido es Hush.
(NdE: Hush (Silencio) es el capítulo décimo de la cuarta temporada, aquél en el que unos seres diabólicos les roban la voz a los habitantes de Sunnydale, y prácticamente todo el capítulo es mudo. Fue nominado a varios premios Emmy ese año, incluyendo realización y guión.)
¿Cómo fue actuar con tu hermano gemelo en el episodio The Replacement?
Creo que fue una experiencia sobre todo para él, que ya formaba parte de la serie porque era montador de decorados. Pero se creía que lo que yo hacía era fácil, lo daba por hecho, y cuando tuvo que actuar vio que era algo para lo que había que prepararse, percibió la intensidad del trabajo de actor.
¿Nos puedes decir con cuál de las chicas del reparto de Buffy te casarías y con cual querrías tener una noche loca?
Pues me follaría a Faith (Eliza Dushku) y me casaría con Willow (Alyson Hannigan), aunque en la serie sea lesbiana.
Participaste en una auténtica película de culto, Psycho Beach Party, que estuvo en Sitges hace trece años. ¿Qué recuerdos tienes de aquél filme?
Me encanta Psycho Beach Party. Me dejas de piedra diciéndome que pudo verse aquí. No lo sabía. Fuimos a Sundance y a algún otro festival, pero no sabía que habría podido venir a Sitges trece años atrás. Charles Busch, el guionista de la película, es un genio. Y me encantó trabajar con Lauren Ambrose. Su personaje experimenta muchos giros y cambios a lo largo de la película. Yo la veía actuar y pensaba constantemente: “¡Dios mío, es buena!”.
Cualquier prenda de ropa arremangada, no sé, me produce una sensación que no sabría definir. Quizá sea el verbo arremangar.
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