ENTREVISTA A NACHO GARCÍA, AUTOR DE “PULIR”

La editorial Fulgencio Pimentel ha hecho algo bueno -muy bueno, poniéndonos generosos- por la Humanidad y se ha ganado su rinconcito en el cielo de los malditos. Ha publicado un libro de Nacho García, el cachorro más entrañable, imprevisible y disperso del fanzine de culto ADOBO, que es tan indefinible, caótico y generoso que escapa a cualquier definición enconsertada. Pulir posee el encanto inconfudible y amargo de la obra anárquica, adolescente, incompleta y dolorosamente libre. En él hay humor, tragedia, malestar, alegría, pesadumbre, sarcasmo y desolación, pero en estado bruto, sin molestos condimentos o los lenitivos de la domesticación industrial. Ya es de culto, como el propio Nacho, como su voz, su sonrisa o su efigie. Por eso no podía faltar en esta página donde los desterrados del establishment hacemos de nuestra multipolaridad un modelo de conducta y de la negación el más valioso rasgo distintivo.

NACHO GARCÍA VISTO POR JOAQUÍN ALDEGUER

 

La RAE define pulir como “alisar o dar lustre a algo”. ¿Estás de acuerdo? 
Sí. Pero es preferible su segunda acepción: “Componer, alisar o perfeccionar algo, dándole la última mano para su mayor primor y adorno”. Es de la que habla el libro, en todo caso. Además, la palabra “primor” es muy bonita. Solo se utiliza en anuncios de muñecas. “¡Es un primor!”. Solo las muñecas son  susceptibles de ser un primor. Por cierto, su octava acepción dice: “Hurtar o robar”. Ni puto caso.
El libro está dedicado a tus padres y, pese a que tiene mucha mala baba, es más encantador y positivo que vitriólico. ¿Te consideras una buena persona? 
Sí, lo procuro. A veces se hace necesario ser un poco cínico o gilipollas para contar ciertas cosas, pero eso no le convierte a uno necesariamente en un cínico o en un gilipollas. Casi todo el mundo se considera a sí mismo una buena persona y la realidad evidencia que esto no es así, por lo que decidir lo que somos o dejamos de ser será labor del tiempo o de nuestros seres queridos o en todo caso de Sandro Rey.
Te presentas al lector –y al mundo- de esta manera: “En realidad Nacho no tiene ni idea de qué diablos hace cuándo dibuja, pero lo hace. Y la gente se ríe al verlo. Y entonces él se pone contento, y dibuja más. Y parece que algo hay.” Intenta explicar ese “algo”. 
No es nada que pueda explicarse. Ese es el misterio. Llamémosle “El Misterio” ¿o qué? Por ejemplo, sueñas que estás en París, pero no es París, claro, tiene una arquitectura imposible, o un lago gigante que la rodea, o bosques frondosos saliendo por las ventanas de los edificios. Y, cuando despiertas, te es imposible comprender todo aquello. Solo tienes claro que aquello era París y que era hermoso. U otro ejemplo, vuelves por la tarde de trabajar en el autobús. De golpe todo se te presenta muy extraño. Haces ese mismo viaje todos los días a la misma hora y en un instante todo se vuelve mágico y ajeno. Ese es “El Misterio”, algo que el arte ni es ni será nunca capaz de explicar. Ese “algo” que digo que “parece que hay” es similar. Estar en sintonía con el mundo. No saber por qué. Algo así, no me hagas mucho caso.
Una pregunta inevitable si queremos que esto se considere una entrevista seria: ¿Cómo definirías tu estilo? 
No tengo ni la menor idea.
Durante años has pertenecido al controvertido fanzine Adobo, que hace poco ha presentado su número de despedida. Cuéntanos tu experiencia allí sin utilizar las palabras “escuela”, “máster” ni “aprendizaje”.
Han sido unos años estupendos, me acunaron cuando nadie lo hacía, me abrieron su corazón como un trastero Bluespace. Mira, hasta hace no mucho les debía dinero, ya está solucionado, pero pasé mucho tiempo debiéndoles dinero. Siempre fueron comprensivos con la situación, me decían que no me preocupara de nada, nunca me extorsionaron o me dieron una paliza… eso, en estos tiempos inciertos, dice mucho de su valor humano. Son todos un sol.

Personalmente creo que PULIR forma parte de una trilogía de entender el mundo cuyos otros vértices serían HUMOR CRISTIANO de Alberto González Vázquez y MOOWILOO WOOMILLOO de Molg H. y Nestor F. ¿Con qué otros autores de tu generación te sientes más identificado? 
Pues, además de los que has nombrado y por no salirnos de los límites de nuestra querida geografía, te diría gente como David Molina, Ezekiel Hurtado, Marc Torices, Pau Anglada, Alexis Nolla, Felipe Almendros, Gabriel Corbera, Juarma, Jorge Parras, Berto Fojo, Sergi Puyol o Carlota Juncosa. Y me dejo a 400 más, pero es que hay un montón, lo cual está muy bien.
PULIR se presenta como un atentado contra la obra acabada, la perfección sin matices, lo óptimo que ha perdido su esencia y personalidad a base de repasos o rescrituras… ¿O lo he interpretado mal? 
Lo has entendido todo mal, Pablo. PULIR es una novela picaresca ambientada en el siglo XVI que narra las desventuras de un chiquillo malo como la quina al servicio de un invidente cascarrabias. No. Sí, es lo que dices, en cierta manera. Pero sobre todo tiene que ver con mi obsesión por que las cosas “estén bien” y mi facilidad para que finalmente todo se convierta en un loco huracán de perplejidad. Algo así. No es fácil.
Empiezas con una cita de Catulo, continuando tu obsesión clásica que ya sufrimos mucho en Adobo. ¿Cuándo piensas detenerte? 
Nunca jamás. Catulo o la filosofía presocrática son para mí referencias culturales tan pesadas como pueden serlo las Monster High o Star Wars. Usar estos iconos me ayuda mucho porque creo que evidencian con mucha facilidad y muy bien cosas que de otra manera sería más complicado y menos efectivo.
Tus historias se ceban bastante con cierta idea de la modernidad, esa obsesión por ser guay todo el rato y tener una opinión tajante y definitiva para cada cosa. Es en estos momentos donde hay más rabia concentrada. ¿Estás en paz con el mundo, con el tiempo que te ha tocado vivir?
Es difícil estarlo, hemos hecho del mundo una obra artística extrañísima y hermosa, pero todos estos logros han sido muchas veces conseguidos gracias a la injusticia, el egoísmo o la falta de empatía. No soy optimista con el curso que están tomando los acontecimientos, pero tampoco catastrofista, creo que cada cual debe librar su guerra personal contra los pumas, los tigres y el dolor. (Menudo tontería te he colado ahí, ¿eh? Soy la polla).
¿Qué opinas de las chicas que hacen cómics? ¿Y de los cómics que hacen chicas, en el caso de que existieran?
Pues que están como cabras. Cualquiera que haga cómics, ya sea hombre, mujer o exconcursante de reality, está como una cabra. Es un esfuerzo muy grande para una recompensa muy nimia. Son héroes y a la vez villanos. Héroes con el mundo. Villanos con su corazón (?¿). Al margen de eso, es una maravilla que exista gente así de valiente, y hay un montón de chicas haciendo tebeos estupendos, así pues, fenomenal.
¿Crees que los chistes sobre cómics son una muestra del ombliguismo que azota el sector, o por el contrario, una muestra de que su sentido de la autocrítica goza de muy buena salud? ¿O las dos cosas o ninguna?
Las dos cosas. El ombliguismo y la autocrítica son algo propio de cualquier arte, algo necesario sin lo que todo lo demás se estanca. Hay que creerse muy importante para acto seguido sentirse el último imbécil del planeta. Y viceversa. Hay que hilar fino. Pero, sobre todo, hay que reír…eso es todo lo que puedo decirte Pablo, ríe, ríe… mi dulce niño… ríe.
 

No Comments Yet

Deja un comentario